Los tres tienen en común, el amor al arte. La casa Barberí en Olot, la segunda empresa más antigua de España, después de Codorniu.
Antonio Gaudí (1852-1926), arquitecto, diseñador, hombre bueno, católico y creyente, no pudo ver realizada su gran obra, La Sagrada Familia. Los milicianos revolucionarios de la segunda República no pudieron acabar con su obra, ni profanar sus huesos, y sus palabras han dejado huella: "La belleza es el resplandor de la verdad, como el arte es belleza, sin verdad no hay arte". Antonio Gaudí.
La Casa Bochaca, utilizaba la fundición Barberí para sus grandes obras, entre ellas, el Sagrado Corazón de Jesús para Ocaña, Colombia en 1932.
Un ejemplo es la imagen de Santa Elena de la Catedral Gótica de Barcelona, de 4.85mt. de alto y más de cuatro toneladas de peso. El arquitecto Antonio gaudí destacó su belleza y perfección. Una gran obra de la casa Barberí.
Barcelona, el 20 de Julio de 1936 ardía por los cuatro costados, todos sus templos, conventos y basílicas eran quemadas, ante la pasividad e incompetencia del Gobierno de Companys. El diario anarcosindicalista en pleno a vorágine de sangre y destrucción del Patrimonio, el 15 de Agosto de 1936, incitaba así: "Hay que extirpar a esta gente; la iglesia ha de ser arrancada de cuajo de nuestro suelo". La semilla del odio visceral estaba implantada por completo en la zona republicana.
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Hermanos Barberí con el Cristo de Bochaca |
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